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CORONACRISIS (PARTE 2)


CORONACRISIS

(PARTE 2)

Palabras y frases clave: Unión Europea, Crisis Económica, Depresión Económica, Federalismo Fiscal, Coronavirus, Economía del Distanciamiento Social, Coronabonos, Bonos de Estabilidad Europea, Mecanismo Europeo de Estabilidad, PIGS, Instrumentos de Política Fiscal Europea, Política Monetaria Europea, Eurozona.

I. EL VIRUS DE LA DESCONFIANZA.

Como ya vimos en la anterior entrega de esta serie, el coronavirus llevará en este año 2020 a la economía de la Eurozona a una recesión sin precedentes. La Comisión Europea (CE) estima una caída del Producto Interior Bruto (PIB) europeo del 1,4 %, con una leve mejoría en 2021. El impacto, por tanto, será relativamente temporal, pero de la rapidez y determinación con que actúen gobiernos e instituciones para contrarrestarlo, dependerá la eficacia y el alcance de sus efectos. La disyuntiva planteada da paso a una crisis existencial al interior de la UE que podría desencadenar una barrena de consecuencias mucho más graves que el mismo virus.

1. Una Tormenta Perfecta.

Sin plantearse ni por un momento el tema tabú de la mutualizacion de deuda, la Comisión Europea anunció en un principio la creación de un "fondo de respuesta" de 25.000 millones de euros para hacer frente a la expansión de la pandemia, que ya ha dejado más de 10,000 muertos y casi 110.000 casos en España y más de un millón de contagios en el mundo (a 02 de abril 2020). Sin embargo ante tal proposición, el Banco Central Europeo (BCE) advirtió rápidamente que no sería suficiente: sin nuevas medidas y sin mención expresa a los coronabonos, los –ahora- Veintisiete, usuarios (o no) del euro como moneda, estarán abocados a una crisis incluso mayor a la de 2008. Una crisis que amenaza los pilares fundamentales sobre los que se cimienta la Unión: la solidaridad entre las naciones europeas.


Image courtesy of the European Commission.


En primer lugar, porque nos enfrentamos a un escenario de tal incertidumbre, con una alta volatilidad en los mercados financieros tanto de crédito como de valores; y con los tipos de interés por los suelos. También porque muchas economías, como la española, la italiana y la griega, aún no han conseguido recuperarse completamente de la anterior recesión, a pesar de cinco años de relativa bonanza económica. Y, por último, porque no se trata de una crisis económica convencional, en la que la contracción de la demanda esté obligando a los gobiernos a elevar el gasto o a bajar los tipos de interés para facilitar el acceso al crédito como instrumento contracíclico: la del coronavirus es una crisis donde la actividad económica, humana y social se está hundiendo porque las empresas no pueden producir por problemas elementales de logística: No se dispone del personal confinado, ni de suministros o porque el estado de alarma obliga no solo a sus trabajadores pero también a los consumidores a quedarse en casa. Una contracción total tanto de la demanda como de la oferta de la mayoría de bienes y servicios. Una tormenta perfecta.

2. Medidas extremas para el regreso a una “nueva” normalidad.

Ante este contexto excepcional, las políticas de gobiernos e instituciones no deberían enfocarse a restablecer el nivel de actividad anterior, ya que no tendrían efecto (el regreso a la “normalidad” es algo que se plantea incluso como irreversible en muchas de las interacciones humanas); las medidas en este caso deben orientarse a evitar una crisis social derivada de la falta de ingresos: Esto obligará irremediablemente a los Estados a endeudarse de forma masiva, obligando a las instituciones financieras a financiar parte de sus planes de estímulo solamente por el elemental cometido de preservar el orden social. El BCE, por ejemplo, ya ha anunciado un “Plan Bazooka” denominado “Programa de Compra de Emergencia Pandémica” valuado en 750.000 millones de euros en activos públicos y privados para combatir el impacto de la pandemia en las economías comunitarias… Pero aun eso no será suficiente. Las adquisiciones de estos activos serán "flexibles" y no se distribuirán de forma regular a lo largo del tiempo y el espacio, lo que permitirá en teoría a los Gobiernos mayor autonomía fiscal al poder financiar sus planes de estímulo donde y cuando consideren necesarios.

En este contexto límite, los ministros de Economía y Finanzas de la UE (ECOFIN) han aprobado suspender temporalmente la aplicación de las reglas presupuestarias comunitarias que exigen el control del déficit y la deuda, lo que supone que los gobiernos podrán elevar su gasto público todo lo necesario para hacer frente a la pandemia. Así, con esta medida, la autoridad monetaria apuntala los planes de choque aprobados por los Gobiernos europeos, incluido el español, que moviliza un arsenal de medidas que tienen como buque insignia los 100.000 millones de euros en avales públicos con los que se pretenden movilizar otros 83.000 millones de financiación privada. Un cañonazo financiero sin precedentes, al que se suman otras medidas como exención de pago de las cotizaciones y garantizar la prestación de paro a empresas y trabajadores que se acojan a un ERTE. Si bien estas medidas van en la dirección correcta, no son contundentes como debieran. Son necesarias más acciones, sobre todo en el campo de los trabajadores autónomos: la suspensión general del pago de las cuotas fue obviada por completo.

II. LA OPCION NUCLEAR: LOS CORONABONOS.

Bajo este estado de cosas, España como otras naciones del sur de Europa (e Irlanda) han exhortado por la opción nuclear: la utilización de los coronabonos, conocidos formalmente como “bonos de estabilidad europea” o “eurobonos”. Estos títulos de deuda pública son necesariamente emitidos por el conjunto de miembros de la zona euro de manera solidaria ante los acreedores de los mismos, con el objetivo de mutualizar el riesgo. Su implantación ha sido vehementemente solicitada por economías como la española o la italiana; sin embargo, cuentan con la oposición (igual de vehemente) de países como Alemania y Países Bajos, ya que les obligaría a asumir un mayor riesgo a cambio de reforzar la protección de otros países más expuestos. La puesta en marcha de los coronabonos se ha convertido en uno de los puntos más candentes de la reunión sostenida por los ministros de Economía y Finanzas de la Eurozona con el fin de explorar nuevas vías de respuesta a las consecuencias económicas del coronavirus. “Realmente se interpone en el camino hacia el consenso con respecto a medidas adicionales”, han espetado fuentes holandesas, tajantes en su repudio a este instrumento espúreo para ellos.

1. Los créditos del MEDE como medida “suficiente”.

Una de las políticas que suena con más fuerza es el impulso del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Esta herramienta, creada tras la recesión económica de 2008 y con un fondo disponible que asciende a los 700.000 millones, tiene como objetivo asegurar la estabilidad financiera de la zona euro en periodos de crisis. El debate, sin embargo, está en la condicionalidad vinculada a estos créditos o líneas previas a un rescate. En la última reunión del Eurogrupo la medida valoraba llegar a los 400.000 millones de euros, sin embargo, finalmente no salió adelante, de momento. Estos préstamos a través del MEDE son la vía preferida por Países Bajos y también por Alemania. Según ha publicado la agencia de noticias Bloomberg, Berlín estaría dispuesto a canalizar un préstamo de emergencia a Roma con una condicionalidad "mínima” (que no implica bajo ninguna circunstancia una solidaridad compartida de la deuda).

Además, la activación de una línea de crédito a un país a través del MEDE abriría la puerta a que el BCE pueda resucitar su programa de compras ilimitadas de deuda pública (OMT, por sus siglas en inglés), diseñado durante la pasada crisis económica, aunque nunca fue utilizado. El presidente del Gobierno Español, Pedro Sánchez, abrió la puerta idea a la implantación de un “Plan Marshall” de inversiones públicas a nivel europeo para el proceso de reconstrucción, una vez finalizada la crisis sanitaria. El conocido como “Plan Marshall’ contempló una serie de inversiones que llevó a cabo la administración del presidente Harry Truman de los Estados Unidos para ayudar a los países europeos, que habían quedado devastados tras la Segunda Guerra Mundial.

2. El esfuerzo y las medidas a tomar deberán ser en todo caso en eurobloque o no serán de relevancia alguna.

En la misma línea, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) también ha reclamado la puesta en marcha de esta iniciativa ya que se requiere un “esfuerzo internacional coordinado” para afrontar este desafío “a escala planetaria”, afirmaba el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría.

El Presidente del Gobierno propuso asimismo la creación de un fondo europeo de desempleo, que funcionaría como una prestación complementaria a los fondos de desempleo nacionales, sobre todo en un momento tan crítico como el que todos en Europa vamos a vivir desgraciadamente durante los próximos meses, y que ya se está sufriendo en muchos hogares con el extremo confinamiento y el cese de la más elemental libertad ambulatoria y de reunión.

Esta medida se vería reforzada con los llamados estabilizadores automáticos con los que cuenta cada país. Estos instrumentos fiscales operan de forma anticíclica, estimulando la demanda en recesión. Por ejemplo, cuando la economía cae, aumentan automáticamente los gastos por transferencias de desempleo. Además, el presidente Sánchez respaldó algo que piden expertos y analistas: que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) financie los desembolsos necesarios. “Que ampare muchas de esas medidas de liquidez que estamos poniendo los países”. En esta línea, para financiar el coste de la deuda, existiría también la posibilidad de que Europa adelantase el gasto que tenía presupuestado hasta 2027.

3. De otras medidas excepcionales para el combate de la coronacrisis.

Otra medida sin precedentes recientes sería la de la renta mínima. Una de las opciones complementarias puestas sobre la mesa para evitar una crisis social -que podría desencadenar en impagos masivos y, a su vez, en la quiebra de empresas y entidades financieras y de la misma convivencia social- Por ello deviene de extrema importancia la implantación de una renta mínima de emergencia. Así lo defendió el vicepresidente del Banco Central Europeo y ex ministro de Economía, Luis de Guindos: “Tiene que actuar el Estado en este período transitorio para que después de la crisis sanitaria, mediante un impacto económico intenso y profundo, no se produzca una crisis social y de confianza institucional”, afirmó.

Bajadas masivas de impuestos. Con el objetivo de recapitalizar el tejido productivo cuanto antes, algunos partidos de la oposición española han reclamado una suspensión o bajada de impuestos a los colectivos afectados. Por ejemplo, el Partido Popular (PP) pide que se reduzca a la mitad el impuesto de sociedades a las empresas de sectores como turismo u hostelería; así como que se aplace el cobro del IVA y el pago de las cotizaciones a la Seguridad Social de todas las empresas afectadas. VOX reclama la exención del pago de cuotas al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) y Mutualidades de Previsión Social durante tres meses, además de una bajada generalizada de impuestos y aplazamiento de deudas tributarias. Y Ciudadanos, por su parte, propone un año de tarifa plana de 60 euros mensuales para autónomos que reabran negocio tras el cese de actividad o una moratoria sin intereses para impuestos y cotizaciones.

III. ANTE LA INDIFERENCIA EUROPEA, ES NECESARIO UN VERDADERO SENTIDO DE NACIÓN EN LA POLÍTICA ESPAÑOLA.

Ante todo es necesaria la unidad y el liderazgo político tanto a nivel nacional como continental. La respuesta de la política económica, por tanto, tiene que hacer frente a una situación sin precedentes en la economía, que tendrá una “intensidad aún incierta”, aunque “muy acusada” en el corto plazo, advierte el Banco de España. Una de las opciones es que el Estado asuma íntegramente la contracción de la economía, es decir, que se haga cargo de toda la pérdida de ingresos que sufran los agentes económicos durante los próximos meses. Para ello, deberá endeudarse masivamente para ofrecer a la población todos los ingresos que han dejado de ganar; y esto no podrá llevarse a cabo sin la colaboración decidida no solo de la Unión Europea, sino también de las principales fuerzas políticas en el congreso de los diputados, independientemente de sus puntos de vista ideológicos.

La alternativa es que los gobiernos únicamente asuman una parte de la pérdida de ingresos. Esta es la opción por la que se ha decantado, de momento, el Gobierno de España. El objetivo es estar en la mejor situación posible cuando la economía repunte, una vez superada la crisis. En cualquier caso, estos momentos requieren de respuestas políticas y liderazgos fuertes porque las soluciones técnicas pueden no llegar a ser suficientes. Además, será especialmente importante dar una respuesta coordinada entre los Estados miembros y las instituciones europeas, ya que, de no hacerlo, el coronavirus podría llegar a prorrogar sus efectos durante más tiempo.

1. Hacia una política financiera común europea que siente las bases hacia el futuro.

"Es muy importante que entre los Estados miembros encontremos una política común", ha dicho Úrsula Von der Leyen. “Al igual que (el presidente del Gobierno de España) Pedro Sánchez ha dicho que necesitamos un Plan Marshall de inversiones públicas a nivel europeo para el proceso de reconstrucción cuando finalice la crisis sanitaria, el presupuesto europeo es un plan Marshall. Con un presupuesto europeo fuerte, tenemos una posibilidad de superar esta crisis económica”, ha afirmado. Los presidentes y primeros ministros de Francia, Italia, España, Bélgica, Portugal, Grecia, Luxemburgo, Eslovenia e Irlanda han escrito una carta al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en la que le piden “un instrumento de deuda común emitido por una institución europea”, es decir, coronabonos para recaudar fondos en el mercado y luchar contra la pandemia del coronavirus.

La posibilidad de emitir eurobonos se rechazó durante la crisis de deuda en la eurozona ya en 2008 por la fuerte oposición de Alemania a mutualizar la deuda, pero ahora las circunstancias son diferentes, un impacto total a nivel económico y social que va mas allá del ámbito estrictamente financiero. En la misiva apuntan que nos enfrentamos a un choque externo simétrico, del cual ningún país es responsable, pero cuyas consecuencias negativas son soportadas por todos. Los mandatarios argumentan que una respuesta colectiva en beneficio de todos los Estados miembros garantizará la estabilidad a largo plazo y servirá para financiar las políticas requeridas para contrarrestar los daños causados ​​por la pandemia. Los coronabonos deben tener “un tamaño suficiente para ser totalmente eficientes y evitar riesgos de vuelco ahora como en el futuro”. Añaden que los fondos se destinarán a “financiar las inversiones necesarias en el sistema de salud y llevar a cabo políticas temporales para proteger nuestras economías y modelo social”.

2. Difusión de los fantasmas del extremismo y la fragmentación europea.

La pugna entre los países del norte y el sur europeo sobre la gestión de la respuesta financiera y fiscal ante los efectos de la pandemia pone de manifiesto las desigualdades fiscales y de ingreso de los países de la eurozona. Provocan desconfianza mutua que ha tenido orígenes históricos. Mientras no son pocos los que recriminan a países como Holanda por el dumping fiscal que ha realizado a costa de los países del sur europeo. Los países del norte acusan al sur de indisciplina del gasto público, de falta de previsión y voluntad políticas. Pero lo que está en juego va mucho más allá del valor del dinero que pueda o no ser utilizado para mantener a flote las economías continentales: Se trata de que no ocurra una crisis de desconfianza nacional mutua, de crisis institucional de Europa como proyecto político, y con ello, no dar lugar nuevamente a extremismos políticos ya de por sí perceptiblemente arraigados en parte de la opinión pública en Europa.



"La Rendición de Breda" de Diego de Velásquez. Precioso cuadro que nos permite recordar la verdadera razón de ser de la Unión Europea, y de como ser magnánimo con el mas débil. Imagen de uso público.


 
 
 

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