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ANÁLISIS: TRANSMISIBILIDAD DEL CORONAVIRUS EN PISCINAS, PLAYAS, RÍOS Y OTROS REMANSOS DE AGUA.

ANÁLISIS: TRANSMISIBILIDAD DEL CORONAVIRUS EN PISCINAS, PLAYAS, RÍOS Y OTROS REMANSOS DE AGUA.




La imagen que acompaña este post, es la postal típica de algunas playas en #España y otras partes del mundo durante el verano. A simple vista, la vía de transmisión de un virus respiratorio tiene que ver con la aglomeración de personas. Pero, ¿cuál es el papel del aire libre y el calor? ¿Puede ser una vía el agua o la arena? El CSIC ha elaborado un informe.

Con playas y piscinas abiertas, no hay demasiada evidencia publicada sobre infectividad del virus SARS-CoV-2 en situaciones de la vida real, más allá de que es muy contagioso entre personas, por gotitas de la respiración.





Preguntado por la Secretaría de Estado de Turismo, el CSIC ha recopilado algunos trabajos científicos que nos dan pistas sobre cómo el virus podría comportarse en entornos reales asociados al ocio acuático: nadar, jugar con la arena, darse un paseo por la orilla… Esta es la postal de COVID-19, diseccionada según posibilidades de transmisión.


El virólogo Javier Cantón, experto en el coronavirus MERS, explica que los coronavirus tienen una envoltura o cascarón de grasa. Al entrar en el agua salada, tienden a deshidratarse por la diferencia en salinidad en un proceso denominado plasmólisis, «algo que podría inactivarlo».


Agua salada, junto con la radiación ultravioleta y las altas temperaturas en la superficie son siempre desinfectante natural de aguas y de arena de las playas. Aunque no comparable a la radiación que se usa en plantas de tratamientos de agua.





Justamente, los vertidos de residuos sin tratar sí pueden ser un peligro mayor. Pero no sólo por #coronavirus, sino de otros patógenos. Cada año conocemos cómo terminan en las playas aguas cargadas de bacterias como la E. coli, obligando a cierres temporales.


1- PROXIMIDAD FÍSICA: ALTA PROBABILIDAD.


En general, el riesgo en estos entornos se genera por la proximidad física entre personas, como en cualquier otro sitio. Bajar la guardia y relajarse, advierten desde el CSIC, es el inconveniente que pueden plantear sitios como la playa y la piscina. Más complicado es el tema en lugares con aguas que no circulan tanto o se desinfectan.





2- CUERPOS DE AGUA DULCE: MODERADA PROBABILIDAD.


Cuidado con las pozas, lagos y pequeños cauces: Estudios centrados en otros coronavirus, con características similares al SARS-CoV2, han demostrado que los virus siguen siendo temporalmente infecciosos en ambientes naturales de agua dulce, incluidos lagos y arroyos.

El CSIC desaconseja bañarse en pozas o remansos de agua por la posible acumulación de bañistas y virus.

A 23ºC pueden aguantar hasta 10 días. Pero depende mucho de otros factores, como cuántas bacterias tenga ese agua que puedan competir con los virus. «Muchos investigadores defienden que la dilución del virus en el agua sería capaz de mantener el riesgo bajo», dice el informe del CSIC.


«Se debe de prestar especial atención a las pequeñas pozas de agua dulce remansada que pueden ser frecuentadas por un elevado número de bañistas que puede dar lugar a una posible acumulación del virus. Estos medios acuáticos son los más desaconsejables para uso recreativo frente a otras alternativas», concluyen.





3- PISCINAS O SPA: BAJA PROBABILIDAD (CON DEBIDO PROTOCOLO DE SANITIZACION).


Piscinas y SPA, como con otros virus.

Las piscinas y balnearios suelen tener un control estricto de la calidad de las aguas. De lo contrario, serían ideales focos de cultivo y propagación de virus y bacterias. El cloro o el bromo suelen ser los agentes que acaban con ellos.


En el caso de las aguas termales y saunas, «los estudios experimentales muestran una relación entre temperaturas más altas y niveles de humedad y una supervivencia reducida del #SARSCoV2 en el laboratorio», dice el informe.

Sin embargo, existen otros factores en el «mundo real». Aseguran que «cabe pensar que las concentraciones de cloro libre recomendadas en el agua de piscinas (1-3 mg/l) serían suficientes para la inactivación del virus, y por lo tanto, suficientes para evitar los riesgos de contaminación durante el baño». Otra cosa es lo que ocurra alrededor del baño.





4- ANTE TODO PRUDENCIA: AÚN HACEN FALTA MÁS ESTUDIOS.


En cualquier caso, los autores del informe, encabezados por Ana Allende (CEBAS-CSIC) recalcan para todos los supuestos que «sería deseable disponer de una mayor información de la supervivencia e infectividad de la #COVID19 en aguas marinas y dulces, así como en los aerosoles formados en estos sistemas y en las arenas». Y proponen tanto estudios de laboratorio como de campo.


 
 
 

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